sábado, 28 de febrero de 2015

‘IDA’: el arte de la sencillez

Pawel Pawlikowski, nombre hasta esta semana desconocido para nosotros, es el autor de este filme que vimos el jueves: “Ida”. Y gracias a ese nombrecito de una película grande, consideramos que tendrá que ser tomado muy en cuenta de ahora en adelante.
“Ida” es una producción sencilla, una obra que, aunque desconocemos su costo real, no nos parece puede haber costado en euros o dólares lo que cuestan algunas cintas dominicanas que no osamos calificar de cine.
Pero “Ida” es cine del mejor desde que se inicia hasta que termina.
En blanco y negro, en escenarios naturales del invierno polaco, en un par de habitaciones de hotel y el salón de fiestas de ese mismo local, junto a otro par de escenarios sencillos en un convento, se destaca esta obra por la certidumbre con que acomete el director los encuadres, gran parte de ellos enfocados buscando el desequilibrio, quebrando el principio de encuadre formal con lo esencial en el centro de la acción; se une a ello la ruptura de la continuidad narrativa dentro de la secuencia con cortes secos y bruscos que pasan, en ocasiones, de la soledad contemplativa y el silencio a la acción bulliciosa de grupos.

'Leviatán', un director que se luce de nuevo

Muchos creían (nosotros entre ellos) que este filme iba a ser el ganador del Oscar a la Mejor película de habla no inglesa. Porque no habíamos visto “Ida”. Y por un asunto estrictamente político: el “establishment” ruso cargó contra ella, porque habla sobre la corrupción del Estado y sobre la clara complicidad de la poderosa iglesia ortodoxa.
Pero, por una vez, como ya hemos comprobado, los del Oscar dieron preferencia al arte cinematográfico sobre otras consideraciones. Ahora bien, ello no implica que “Leviatán”, nombre tomado de la bestia apocalíptica como símil del Estado poderoso que devora a sus hijos, sea una película floja.
Muy por el contrario, nos gusta, y nos gusta mucho.
Nos gustan sus actuaciones, nos gusta su fotografía, nos gusta su dirección, porque no hay dudas de que este señor, Andrey Zvyagintsev, el creador de “Elena”, admirable cuadro de familia rusa de hace un par de años, es todo un gran director.

sábado, 21 de febrero de 2015

“Kingsman: Servicio secreto”

Cuando vimos el anuncio de este films, “Kingsman: the secret service”, comentamos con los chicos de “Cineasta radio” sobre ella y, dijimos, si resulta ser una parodia, es muy posible que nos guste.
Esto porque, entre las frecuentes de James Bond y otras que aparecen todos los años, estamos hasta la coronilla de maravillosos agentes que se las saben todas, que pelean con todos y ganan siempre, que disparan más con armas maravillosas y matan los contrarios por docenas mientras a ellos les disparan hasta con atómicas y apenas sí les hacen un rasguño.
Y, como estamos en un mes que ha sido de buena suerte, pues se nos dio el buen deseo: sí es una parodia, y una parodia bien llevada por Matthew Vaughan y bien interpretada (sin exageración, por supuesto) por veteranos como Colin Firth y Samuel L. Jackson, y con debut auspicioso de ese chico Taron Egerton.
Ustedes a lo mejor piensan, luego de verla, por supuesto, que nos estamos pasando de la raya porque más arriba hablamos de los muchos muertos víctimas de los superhéroes y resulta que en el presente los muertos se pueden contar por docenas y docenas.

“John Wick”, se les pasó algo la manita

En efecto, aunque se puede afirmar que no nos aburrimos viendo este “thriller”, luego de pasada la primera hora sin parar de contar muertos nos resistíamos a pensar que iba a seguir el desfile.
Esta historia original de Derek Volstad es una fórmula que viene arrastrándose desde hace décadas y que ha sido usada y resobada muy en especial en el “western”: la idea de la venganza.
John Wick no tiene nada de original como personaje: es un matón de la mafia rusa que se ha retirado por haber encontrado el amor de su vida. Cuando las circunstancias le empujan de nuevo a la acción a la que estaba más que habituado, por la cual había creado fama, usted, como espectador, se regocija cuando los mismos villanos se sienten estremecidos al comprobar que, por la metida de pata de un joven hijo del capo mafioso Viggo Trasov, hasta este mismo, un hombre poderosísimo, empieza a mover sus fichas para contrarrestar lo que les viene encima.


sábado, 14 de febrero de 2015

‘Whiplash’: Chazelle y la pasión desbordada

Los grandes nombres en el mundo del cine son, en un enorme porcentaje, personas que pasan, a veces mucho, de los 40 años. Damien Chazelle cumplió en febrero 30 años, apenas había hecho antes un corto que es el germen de la presente película, y otro largometraje que no conocemos.
Pero se hace evidente no solamente que Chazelle sabe de sobras lo que está haciendo, sino que, además, lo hace con una pasión que se desborda en sus personajes.
Y eso es formidable. Porque todo aquel que presume de ser un artista creador, sea intérprete, compositor musical, pintor, escultor, escritor o, como en su caso, director de cine, si en su obra no se advierte la pasión, es porque no la tiene como creador. Y, por lo menos en lo que nos parece, nadie puede ser un artista si no está impulsado por la pasión creadora. Puede que pinte, que escriba, que cante o escriba una partitura, que interprete un personaje, pero todo eso será puro calco, puro manerismo, pura fórmula.

Los paracaidistas, con esta nos equivocamos

En efecto, luego de ver los avances fuimos a ver este filme y, tenemos que confesarlo, pensamos que iba a ser mala, pero nos equivocamos en nuestra predicción: no es mala... es peor.
A riesgo de que nos pongan un día una bomba bajo el pequeño Renault, tenemos que decir que disparates los hemos visto por docenas, que historias destartaladas se nos han venido encima, que apenas hace un par de semanas casi lloramos viendo “Pa’l campamento”. Pero lo que escribieron Carlos Salcedo y Miguel Alcántara alcanza los límites de la más estúpida barrabasada: con decir que el mismo asunto, llegar a una fiesta del tipo que sea y dar brincos, hacer muecas, soltar diálogos infames se repite una y otra vez hasta alcanzar el clímax de la desesperación por puro aburrimiento es decir poco.

‘50 sombras de Grey’

De más está decir que con este asomo de historia conflictiva por aquello del famoso sadismo del tal Gray que se queda en agua de borrajas nos aburrimos cantidad.
Nos aburrimos porque, aunque la película no está lo que se puede decir mal hecha, los personajes son tan desmadejados y faltos de carácter y los diálogos tan infelices que a ratos nos sorprendimos nosotros mismos observando los detalles de alguna mata en un rincón del encuadre o, peor, a algún espectador rascándose la cabeza.
Cierto también que la chica no está mal. Dakota Johnson no es solamente un muchacha muy bonita con un buen cuerpo para exhibir (que lo hace: es probable que un buen por ciento de sus apariciones sea desnuda), sino, además, que resulta convincente como la chica metida en un berenjenal sexual que no alcanza a comprender del todo nunca. Pero James Dorman es fatal.

sábado, 7 de febrero de 2015

“Alma salvaje”: interesante, muy apreciable

Lo que vemos en “Wild”, el film del canadiense Jean-Marc Vallée, sucedió en realidad a esta chica llamada Cheryl Strayed, quien escribió el libro en el que se inspira Nick Hornsby para escribir el guión.
Pero (y eso lo hemos dicho docenas de veces), que una determinada película se base en algo sucedido en la vida real, no implica calidad: cualquier film de ficción común y corriente puede alcanzar niveles muy superiores. Lo que en verdad importa es que eso que se cuenta sea bien llevado, primero, por el guionista, y luego por el director, complementándose todo luego con otros detalles importantes como pueden ser la fotografía, la edición y la interpretación.
Y eso, en “Wild”, está muy bien.
Cheryl Strayed, al comenzar la historia, es una chica común y corriente que lleva una vida que es pura y perfecta basura: bebe en exceso, tiene sexo en abundancia, consume drogas y no cualquiera sino nada menos que heroína, lo cual la lleva, por necesaria derivación, a más bebida y sobre todo a mayor promiscuidad sexual. Casada, no pueden ella y su Paul mantener una relación estable y todo a su alrededor se derrumba.

“Furia”, mucha furia pero no mucho cine

“Fury” es una buena película, no tenemos duda alguna. Pero resulta que películas sobre la guerra hemos visto algunas sobresalientes, tanto de aquellas que se hicieron durante o poco después de la Segunda Guerra, como otras que se hicieron luego.
Y la presente, aparte del hecho que ha “espantado” a algunos sobre la brutalidad de los soldados yanquis, no nos parece que añada nada nuevo ni menos original al acervo histórico.

“Los reyes: la verdadera historia de Buster y el Camaleón”

Se supone que esta historia con nombres cambiados es la “verdadera historia” de un archifamoso capo mafioso boricua, Figueroa Agosto,  que actúo tanto en Puerto Rico como en Dominicana, que al fin fue detenido y luego condenado en su país.
Pero lo que vimos en este film nos volvió el cerebro un vendaval, y no por lo que se supone se cuenta y vemos, sino por la manera en que lo presentaron.
El cine es un Arte, así, con mayúscula; y, como todo Arte, tiene sus propias reglas: no basta tener una historia que se supone pueda interesar a mucha gente, hay que saberla contar, y para contarla, aparte de la fotografía que es la que nos permite ver a los personajes, hay algo que es fundamental: la edición, también llamado montaje.